REMEI DE CA LA FRESCA

Nacidos en las profundidades del Montseny en aquel desconcertante 2020, Remei de Ca la Fresca se ha revelado en pocos años como una de las bandas más inquietas, inclasificables y guerreras de nuestro panorama musical. Nunca escondidos, siempre de cara, ahora presentan su esperado segundo álbum, “L’ham de la pregunta” (Bankrobber), producido por Ildefons Alonso (El Petit de Cal Eril) y Artur Piera. De ellos ya sabíamos que querían ocuparte el chalet. O quizá éste sólo era el primer paso. Porque las reivindicaciones de Remei de Ca la Fresca van más allá y lo abarcan todo. Con un discurso salvaje, a la vez afilado y poético, desafían toda frontera estilística y rehuyen todo eufemismo, poniendo en duda los discursos oficiales y señalando a culpables con ánimo de lucro. Nos ponen frente al espejo. Remei de Ca la Fresca son Artur Piera, Xantal Rodríguez, Víctor Inskipp y Iago Rueda. El cuarteto de Arbúcies se dio a conocer al ganar el concurso Erra Forta, armados con unas castañuelas y una tabla de planchar, y después publicaron bajo el sello Indian Runners un disco debut homónimo (2021) que fue recibido con entusiasmo y los llevó a girar intensamente por todo el país. Le seguirían unas sorprendentes adaptaciones de M.I.A. (“Tot el que volem és okupar-te el xalet”) y Underworld. Y por el camino, alegrías como el premio del jurado obtenido en el festival internacional de lenguas minoritarias Suns Europe, celebrado en Udine (Italia) en 2024. La primera pista que dieron de este nuevo disco fue el asombroso single “Tots els tons de la ràbia”, basado en un poema de la palestina Rafeef Ziadah. A continuación descubrirían “Mal de muntanya”, un clamor contra la privatización de los recursos hídricos donde denunciaban que “no es el clima quien nos amenaza, hay culpables con ánimo de lucro”. O ese dardo de tres minutos llamado “Fusta d’artista”, con la mira apuntando a esos señores que mandan tanto y hablan tan bien. Pero ninguna de las 12 canciones del nuevo disco es inocua, todas apuntan de forma quirúrgica a algún capilar del sistema patriarcal o del capitalismo. Y como vía de liberación, la brujería y la poesía, que vendrían a ser lo mismo y se funden en la “Lisèrgica espardenya” que les dedicó Maria Callís.